martes, 12 de junio de 2012

PASATIEMPOS DEL SEÑOR JAGANNATHA

El Señr Jagannatha y otro deseo cumplido.
En ese primer día de servicio del joven hombre, otro Lila espectacular ocurrió en el templo.
Esa tarde cuando el estaba parado en frente de las Deidades, una pareja de recién casados llego de Orissa y lo conocieron.
El se llamaba Deepen Ghosh y el nombre de su esposa era Subhashree.
El esposo pregunto al autor, El de la cara negra, es Jagannath? ¿Puede El realmente escuchar nuestras oraciones y contestarlas? Quizás no, porque El esta hecho de madera y no tiene oídos con que escuchar.
Tu eres uno de los sacerdotes de Jagannatha que solo estafan inocentes peregrinos que vienen de lugares muy lejanos. Estas solamente interesado en tomar el dinero de ellos en Su nombre. Pero El nunca contesta ninguna de nuestras oraciones.
Como este era el primer día en el templo, el joven Kunthia no podía entender al señor Ghosh. El simplemente replico, con mucho sentimiento, si Jagannatha escucha, si tu oración es sincera.
Deepen Ghosh era un hombre de negocios muy rico y a la vez era muy escéptico de estas tradiciones antiguas. El sarcásticamente desairo al joven Pujari, “Yo soy sincero, pero tu no. ¿Cuál es el valor de hacer Puja y orar a ese tronco de madera? El padre le ha dicho al hijo que haga esto y el hijo le ha dicho a su hijo. Y así continua. A ese quien tu llamas Jagannatha no te puede escuchar”
Cuando el hombre se volvió mas firme para retar al Khuntia, este fue a consultar al jefe de Pujaris del templo quien se encontraba decorando a Jagannatha con guirnaldas de flores.
El le aconsejo “dile que venga otra vez a la ceremonia de Candana Lagi del Señor Jagannatha después de media noche. En esta ceremonia, se le pone en la frente de Jagannatha un sándalo de olor muy dulce entes de que El vaya la a dormir. Si cualquiera le ora el en esta hora en particular El le concede eso”.
Cuando el señor Ghosh de nuevo empezó a hablar al Señor Jagannatha con tanto sarcasmo y risotadas, su joven esposa bajo su cabeza y empezó a rezar. Cuando el se fue del templo, ella silenciosamente lo siguió.
Para el asombro de todos, esa misma noche, el señor Ghosh y su esposa regresaron al templo para la ceremonia de Candana Lagi.
El volvió a encontrar al joven Khuntia y de nuevo le hizo la misma pregunta, “¿Bien, es esta buena hora para que Jagannatha escuche? Si es, yo tengo algo que preguntarle.
El joven Pujari pregunto que era lo que quería. El señor Ghosh replico “¿puede el concedérmelo? Pregúntale tu primero!.
El autor, un poco molesto con este hombre tan difícil le dijo, “Si, El te lo concede solamente di lo que quieres”.
El señor Ghosh por un momento miro a su hermosa y joven mujer. Su piel era clara y su cara brillaba como la de una diosa. Ella llevaba puesto un sari de seda de Benares y su cara estaba media cubierta. En verdad ella perecía una joven reina.
El la amaba demasiado, pero tenia un deseo ardiente ardiente interior también.

Así que en broma y un poco serio también el se volvió, hacia Jagannatha y le pregunto: “dile que me de salvación, dile que estoy suplicando por su Moksa”
El joven Khuntia fue hacia el jefe de Pujaris quien ponía en ese momento pasta de sándalo en la frente de Jagannatha.
Es natural que en ese momento tan deleitable el Señor Jagannatha concediera con un humor feliz cualquier cosa.
El Khuntia comunico todos los detalles acerca del hombre al jefe de Pujaris. Su nombre, lugar de origen, el nombre de su esposa, y la oración misma.

Entonces con una voz tan fuerte para que el hombre pudiese escuchar, el sacerdote pregunto al Señor Jagannatha, “Ho ¡Jagannatha, este hombre Deepen Ghosh de Bengala te pide salvación, por favor concédesela”.
El autor regreso y le dijo al hombre que su oración seria concedida.

El señor Ghosh replico, “Hah! Esta Deidad de madera me ha concedido mi deseo! Maravilloso! No me engañes por favor! No me engañes! No pienses que soy tan entupido, no soy estafado tan fácilmente!”

Los meses pasaron. Este incidente se borro de la mente del autor.
Seis meses mas tarde, el regresaba a casa de su trabajo de la escuela. Cuando el pasaba por la entrada del templo escucho que se anunciaba su nombre por las bocinas del templo.
“Sri Somanatha Khuntia, por favor venga a información porque una señora de Bengala ha venido a verlo.”

El Khuntia estaba muy sorprendido. ¿Qué mujer querrá verme? El inmediatamente se dirigió a información. Al ver a la dama, no recordó haberla visto antes. Ella llevaba un sari blanco, sin maquillaje, ni ornamentos de oro. Ella era una viuda de luto.

Al ver al Khuntia venir, la mujer corrió hacia el y cayo a sus pies en señal de respeto hacia un Pujari de templo. Ella deposito 101 rupias a sus pies.

En lagrimas ella dijo, “Tu Jagannatha es muy grandioso! El escucha como un hombre. Ahora soy un viuda, mi joven esposo Deepen Ghosh murio subitamente el mes pasado!”
El autor se quedo sin habla.

¡¡Jay Jagannatha!!

El Señor Jagannatha y el orgulloso devoto


En el año 1727 Dhananjay Mehta, un hombre muy rico de la ciudad de Hyderabad, al sur de la India, vino a Puri. Él estaba muy orgulloso por su riqueza. Había venido con su familia, aunque personalmente no tenía fe en Jagannatha. Así que mientras se encontró ahí decidió retar a la extraña imagen hecha de madera.

En el templo, preparaciones de alimentos son ofrecidos a las Deidades tres veces al día. Dhananjay Mehta públicamente declaró que iba a dar una donación de 100.000 rupias para Jagannatha únicamente si los cocineros podían ocupar todo el dinero en preparar una ofrenda de prasadam. En aquellos tiempos la fruta y la verdura eran muy baratas. Cien rupias eran más que suficientes para comprar bhoga y preparar una ofrenda. Mil rupias eran demasiado. Por lo tanto nadie en el templo podía imaginar qué comprar con 100,000 rupias. Esto se volvió un gran problema para los adoradores del famoso templo de Jagannatha.
Sin lugar a dudas estaban acongojados de ver semejante actitud de reto del así llamado devoto. El sacerdote decía: “¿sabrá él que tal cantidad es demasiado? ¿Deberíamos pedirle una donación más pequeña?”.
Jagannatha es grande, Su templo es majestuoso, Sus rituales son místicos y divinos, así que como le podemos decir a este hombre que de menos.

En este tiempo, la mantequilla era el ingrediente más caro, ¿qué clase de prasadam debería prepararse que llevara tan solo ghee? ¡Pero ese millonario de Hyderabad quiere un prasadam que cuesta 100.000 rupias!

Desde el origen del templo mismo, miles de personas han sido servidos con maha-prasadam en el Anada Bazar del templo, muchos tipos de sabrosuras se han ofrecido en abundancia. De hecho el templo del señor Jagannatha es el único en el mundo donde se ha considerado el maha-prasadam aun más valioso que el darsana. Todos pueden comer sin tomar en cuenta, casta, color, o credo, pero nunca de había presentado un problema como este.

Los cocineros no sabían qué hacer. Finalmente ellos decidieron: “Comuniquémosle este problema a Jagannatha mismo y que se cumpla Su deseo”. Él no es un hombre de carne y hueso al que se le ora por un simple deseo. Que se ejecute dharana, o la adoración el grupo, frente a Él. Así el pandit ofreció una oración: “Oh Señor, por favor escoge los alimentos que Tú deseas”.

Al mismo tiempo, el millonario estaba ansioso de volver a sus negocios en Hyderabad, no quería permanecer por más tiempo en Puri, así que le pidió al Pandit que lo visitara y le informara acerca de su decisión concerniente al prasadam.

El Pandit le contestó que estaban esperando que el Señor mismo les diera la respuesta.
Al hombre rico le agradó esto y no le importó permanecer por más tiempo en Puri. En esta dulce manera, el Señor le estaba enseñando. Uno primero debe saber cuál es el deseo de Dios y luego actuar conforme a este.

Cien mil rupias era una miseria para el Señor quien reina sobre innumerables universos. A su debido tiempo Jagannatha dio la respuesta al sacerdote, hablándole en un sueño: “Que esta persona adinerada me ofrezca un pedazo de pan. Pero la nuez de betel que va adentro de la hoja de pan no deberá estar untada con lima sino con polvo de una perla finamente molida. Aún mas, dicha perla deberá de encontrarse dentro de la cabeza de un elefante”.

Ahora bien, una pieza de pan se puede comprar muy barata, aun hoy en día cuestan 50 paisas o menos, pero con este ingrediente tan raro por dentro, el costo sería excesivo. Inmediatamente el Pandit corrió en busca de Dhananjay Mehta y le contó la historia completa. “¿No es esto increíble? Jagannatha quiere únicamente una nuez de betel, pero quiere que sea preparada con la perla encontrada en la cabeza de un elefante”.

Al escuchar esto, la cara de hombre palideció, él pensó: “¡Tan solo una nuez de betel! ¿Nada más que eso?”. Se dice que un elefante vale 100.000 rupias vivo o muerto. ¿Cuántos elefantes tendría que matar para poder encontrar una perla? No todos los elefantes tienen una perla dentro de su frente.

¡Esto es muy raro! Ciertamente uno en un millón tendrá una perla en su cabeza. El hombre comenzó a tambalear. Había sido derrotado. Era incapaz de ofrecerle al Señor una simple nuez de betel. Desatándose el turbante y quitándose las sandalias, corrió hacia el Señor con una bolsa conteniendo las 100.000 rupias. Una gran muchedumbre lo siguió.
Todos miraban atónitos. El Señor había vencido al millonario de su propio juego de monedas y centavos. Al final su orgullo humano fue desecho. Comenzó a sollozar, queriendo alcanzar al Señor Jagannatha con un llanto irrefrenable como el de un niño.
Completamente derrotado y con plena devoción el oró: “Oh, Señor he cometido el desatino más estúpido del mundo, ya que soy incapaz de ofrecerte tan siquiera una nuez de betel. ¿Qué más se puede ofrecerte? Oh, Señor, perdóname, soy un caído, insignificante frente a Ti. Pero, también Tú me has hecho un sabio. Todo Te pertenece y Tú lo eres todo. Toma todo lo que tengo. Por favor acepta la roja y dulce nuez de betel de mi corazón.


¡JAYA JAGANNATHA!

El Señor Jagannatha y el capitán Beatle


El barco había partido de Chandanpur y estaba a pocas millas de mar abierto en la bahía de Bengala. El piloto vigilaba el océano a través del telescopio, de pronto sus ojos se fijaron en un punto en particular. ¿Podría ser esa una gigantesca ballena o un monstruoso animal marino lo suficientemente grande que se podía devorar al navío entero? Era sorprendente. Tan solo el golpe de su cola podría romper en pedazos el barco. El piloto vio que el navío se dirigía hacia la criatura, medidas preventivas se habrían de tomar para evitar una catástrofe.

Sin un momento de tardanza, él gritó: “¡capitán, todos alerta!”. El capitán francés tomaba una lectura del curso del navío de su mapa geográfico en el cuarto de control. Al escuchar el llamado, salió un poco perplejo. “¿Cuál es el problema?”, preguntó. El piloto estupefacto señaló con su dedo a la ballena. El capitán Beatle observó el acercamiento de la ballena a través de sus binoculares. Una inminente tormenta se miraba en el horizonte. Los vientos eran borrascosos y desgarraban todas las velas.

El capitán pensó primero en soltar los botes salvavidas del navío. Pero podrían los pequeños botes alcanzar la orilla en vientos tan altos, podría haber pérdida de vidas. El capitán realizó la gravedad de la situación, pero se sentía acongojado con un sentimiento de impotencia. Entonces enormes olas hacían al mar más inquieto y obscuro. En cuanto más observaba el peligro que se acercaba, más temeroso se sentía. El capitán no tenía idea de que decisión tomar.

Finalmente, lo único que decidió hacer fue tomar el timbre de advertencia, gritó a su tripulación que se cuidaran. No había manera de impedir el inminente desastre. El navío francés había zarpado de Pondicherry, al sur de india hacia Francia dos meses antes, sería un viaje rutinario. En los años cincuenta el comercio de especias con clavo, canela y cardamomo era entre India y el continente Europeo. Unos días más y el viaje habría terminado. “El próximo puerto me hará muy feliz”, meditó el capitán tristemente. “¡Oh, cómo desearía dejar esta horrible tormenta detrás de nosotros!”. Entonces solo habría solamente tres paradas más hasta llegar a Madras y Pondicherry.

La mayoría de la tripulación y pasajeros en el barco eran franceses. Se dirigían a la pequeña colonia francesa de Pondicherry a poca distancia del sur de Madras. Una campana especial para la iglesia de Pondicherry viajaba a bordo del barco. Al descargar el barco en Pondicherry, el navío se regresaba a Francia. Ahora con la tormenta, el capitán Beatle corría frenéticamente en el barco, el fue rodeado por todos los pasajeros atemorizados. Cualquier esperanza hasta para salvar mujeres era remota, Beatle era un capitán de experiencia habiendo pasado dieciocho años en el mar. Sin embargo, ahora se encontraba completamente perplejo. De pronto una dama pasajera corrió hacia el: “Oh! Capitán, no importa si yo muero, pero por favor salve a mi bebé”. El bebé tenía una apariencia angelical, cerca de un año de edad el cual miraba a su madre, sin saber lo que acontecía a su alrededor.

Lágrimas corrían por las mejillas del capitán y el pequeñuelo empezó a llorar junto con su madre, el capitán estaba fuera de sí mismo que no podía consolarlos. La sombra de la muerte aparecía amenazante, una transición entre la vida y la muerte violentamente se promulgaba, todos estaban aterrorizados. Algunos lloraban mientras otros tomaban medidas a medias para salvar sus vidas, quedaban solamente pocos momentos antes del inevitable final. Sólo un hombre estaba sentado muy calladamente y sin ansiedad, él miraba una fotografía de su adorable Señor y la mantenía cerca de su corazón, susurrando algo así mismo. Su mente estaba fija en esa fotografía. Él era un viejecito hindú que abordó el barco en el último puerto. El capitán Beatle pasó cerca de él muchas veces, aún así él no notaba su presencia.

El Capitán Beatle corrió hacia la cubierta de arriba para observar con los binoculares el acercamiento fatal, él murmuro a sí mismo: “¡Oh Dios mío estamos tan cerca de esa ballena mortal, que vista tan horripilante!”. Él sintió como si su sangre fuera a coagularse, al ver que la muerte se acercaba lentamente, ahora solo se podía sentir el toque de ella. Los parientes del capitán estaban todos en Europa y una inmensa tristeza lo embargó, no podía actuar del todo. De pronto vio al viejo hindú sentado en medio del horror y confusión. El capitán Beatle se inclinó para ver la fotografía que el hombre sostenía. Era una fotografía hecha a mano con tres deidades cerca la una de la otra. Una era negra, otra amarilla y la tercera blanca. “Los ojos de la deidad negra lucen muy grandes y terribles”, pensó el capitán. “Ellos me recuerdan los ojos de la ballena, dos enormes ojos en una cara negra, mirando directamente hacia ti, tan prominente y poderosa”.

“¿Qué estas haciendo?”, gritó el capitán. Enderezándose el pobre hombre lo miró. Cada ojo tenía una lágrima. “Estoy rezando al señor Jagannatha para que nos salve de esta catástrofe”, dijo él quedamente. “¿Jagannatha? ¿Quién es él? ¿Dónde está? ¿Qué puede hacer por nosotros? ¿Puede matar la ballena con un arma? ¿Puede salvar el navío?”, replicó el capitán. El indicio de una sonrisa apareció en la cara arrugada del viejo, parecía tan calmado y dueño sí mismo en este momento de crisis. “El señor Jagannatha es mi único recurso. El peligro se desvanece si uno le reza a Él”, el viejo le dijo apasionadamente. Su misericordia es inconmensurable, aún a los semidioses, que hablar de seres humanos, aun cuando nosotros lo llamamos, Él viene y nos ayuda.

“¿Él puede salvar nuestro barco de las garras de la muerte?”, preguntó el capitán incrédulo”. “Él hará lo necesario, ese es su trabajo”, replicó el hombre simplemente. “¿Qué poder tiene tu dios para hacer eso? ¿Puede actuar como una fuerza controladora sobre la naturaleza?, preguntó el capitán. “Sí, Él puede salvar el navío, yo le ofreceré todos los tesoros a bordo del barco y a mi mismo también”. El viejo volvió a sus oraciones. El capitán volvió de inmediato a la cubierta de arriba y para su gran sorpresa vio que la ballena cambiaba de dirección. Los movimientos delanteros de la ballena se atrasaban y lentamente viró hacia el mar profundo.
El capitán observaba esto con su cara llena de asombro, pero el navío no paraba de moverse ante la venida de la tormenta. “Un peligro se ha ido, pero todavía hay otro con su gran furia”, pensó el capitán. Parecía que el barco iba hacer destruido entre unos minutos.

La fotografía del viejo empezó a relumbrar ante los ojos del capitán Beatle. Entonces él oró, “¡Oh Jagannatha!, Tu controlaste la ballena, ¿pero eres capaz de frena la tormenta?”.Un enorme trueno se escuchó y un rayo de relámpagos alumbraron al cielo, tan poderoso que parecía como si el mundo entero sería destruido. Pero de pronto la tormenta murió y el navío fue salvado. El capitán Beatle anunció con una voz tan alegre: “!nos salvamos, nos salvamos, Dios nos ha liberado de todo el peligro!”. El capitán corrió al lado del viejo y lo abrazó apretadamente. El viejo aún estaba diciendo sus oraciones ante la fotografía de Jagannatha.

“El señor del universo ha respondido a nuestras oraciones”, dijo simplemente. Una sonrisa benigna apareció en la cara avejentada y cansada del viejo. Los ojos del capitán se llenaron de lágrimas y su voz se ahogó: “nadie es ajeno a tu Dios, Él protege a todos como los suyos propios”. Diciendo esto el capitán Beatle ordenó que todos los diamantes, gemas preciosas, ornamentos de oro y hasta la vieja campana de la iglesia francesa fuesen sacadas del cuarto del almacenamiento del navío y dada al templo del viejo. Entonces él anunció a todos: “Nuestro barco ha sido salvado debido a la misericordia de Dios”. Felizmente él vio como todos los tesoros abandonaban el navío y preguntó: “¿Tienen un cuarto de almacenamiento en el templo lo bastante grande para guardar todos estos tesoros para el Señor?”. Entonces el barco se hizo a la vela de nuevo. El capitán Beatle corrió a cubierta para observar si la costa estaba a la vista. La parte alta de un templo enorme parecido a una montaña azul, era claramente visible. Su compañero le dijo: “Esa es la residencia terrenal del Señor Jagannatha de Puri”. El capitán bajó su cabeza en señal de respeto hacia el señor.



AUN HOY SE PUEDE VER LA VIEJA CAMPANA FRANCESA EN EL PATIO DE LA OFICINA GENERAL DEL TEMPLO, CONOCIDA COMO GARAD.





1 comentario:

  1. Este es un testimonio vívido - de los innumerables que hay en todo el universo a través de los tiempos - de que el Señor Supremo se manifiesta en todo lugar, tiempo y ante cualesquiera que lo haya invocado humilde y sinceramente.

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