jueves, 14 de agosto de 2014

NANDOTSAVA KI JAYA

SB 10.5

Este capítulo nos presenta a Nanda Mahārāja celebrando el nacimiento de su hijo con una suntuosa ceremonia. A continuación va a pagar sus impuestos a Kaṁsa y recibe la visita de su íntimo amigo Vasudeva.
Vṛndāvana se llenó de júbilo con el nacimiento de Kṛṣṇa. Sus habitantes no cabían en sí de gozo. El rey de Vraja, Mahārāja Nanda, quiso entonces celebrar la ceremonia de nacimiento de su hijo, y así lo hizo. Durante aquel gran festival, Nanda Mahārāja dio como caridad a todos los presentes todo lo que pudieran desear. Después del festival, Nanda Mahārāja encargó a los pastores de la protección de Gokula y fue a Mathurā a pagar los impuestos oficiales a Kaṁsa. En Mathurā, Nanda Mahārāja estuvo con Vasudeva. Nanda Mahārāja y Vasudeva eran hermanos, y Vasudeva alabó la buena fortuna de Nanda Mahārāja, pues sabía que Kṛṣṇa le había aceptado como padre. Cuando Vasudeva le preguntó por el bienestar del niño, Nanda Mahārāja le puso al corriente de cómo iban las cosas en Vṛndāvana. Vasudeva se sintió muy satisfecho con su respuesta, pero expresó su dolor por los muchos hijos de Devakī que Kaṁsa había matado. Nanda Mahārāja consoló a Vasudeva diciéndole que todo sucede por decreto del destino y que quien sabe esto no se aflige. Consciente de que en Gokula iban a haber problemas, Vasudeva aconsejó a Nanda Mahārāja que no se demorase en Mathurā y que regresara a Vṛndāvana lo antes posible. Nanda Mahārāja se despidió de Vasudeva y regresó a Vṛndāvana con los demás pastores en sus carros de bueyes.
SB 10.5.1-2 Śukadeva Gosvāmī dijo: Nanda Mahārāja era de natural muy magnánimo, y, cuando el Señor Śrī Kṛṣṇa nació como hijo suyo, no cabía en sí de júbilo. Por lo tanto, después de bañarse, purificarse y vestirse adecuadamente, invitó a brāhmaṇas expertos en la recitación de mantras védicos, y tras ocuparles en recitar himnos védicos auspiciosos, organizó la ceremonia del nacimiento de su hijo conforme a las reglas y regulaciones de los Vedas; también organizó la adoración de los semidioses y antepasados.
SB 10.5.3 Nanda Mahārāja dio como caridad a los brāhmaṇas dos millones de vacas, perfectamente adornadas con mantos y joyas. También les dio siete montañas de cereal, cubiertas de joyas y de telas bordadas en brocado de oro.
SB 10.5.4 ¡Oh, rey!, la tierra y otros bienes materiales se purifican con el paso del tiempo; el cuerpo se purifica al bañarse; y las cosas sucias se purifican cuando se limpian. El nacimiento se purifica mediante ceremonias purificatorias; los sentidos, con la austeridad; y las posesiones materiales, con la adoración y la caridad ofrecida a los brāhmaṇas. La mente se purifica con la satisfacción; y el alma, con la autorrealización, o conciencia de Kṛṣṇa.
SB 10.5.5 Los brāhmaṇas recitaron himnos védicos auspiciosos, cuya vibración purificaba el ambiente. Había expertos en recitar los Purāṇas y otras historias antiguas, y otros que cantaban la historia de las familias reales, así como recitadores de temas generales, mientras los cantantes entonaban sus melodías acompañados por toda clase de instrumentos musicales, como bherīs y dundubhis.
SB 10.5.6 Vrajapura, la residencia de Nanda Mahārāja, estaba perfectamente decorada con toda clase de festones y banderas, y en diversos lugares se habían levantado pórticos con muchísimas guirnaldas de flores, telas hermosas y hojas de mango. Los patios, las puertas cercanas a los caminos y el interior de las habitaciones y de las casas se habían barrido y limpiado con agua.
SB 10.5.7 Las vacas, los toros y los terneros tenían todo el cuerpo ungido con una mezcla de cúrcuma, aceite y minerales diversos. Llevaban la cabeza adornada con plumas de pavo real, y estaban cubiertos de guirnaldas, mantos y adornos de oro.
SB 10.5.8 ¡Oh, rey Parīkṣit!, los pastores de vacas vestían con gran opulencia, con lujosas alhajas, turbantes y chaquetas. Adornados con sus mejores galas, acudían a casa de Nanda Mahārāja, trayendo en sus manos diversos presentes.
SB 10.5.9 Las esposas gopīs de los pastores de vacas, tan pronto como supieron que madre Yaśodā había tenido un hijo, se sintieron muy complacidas, y, arreglándose convenientemente, se pusieron hermosos vestidos, alhajas, cosmético negro para los ojos, etc.
SB 10.5.10 Con la extraordinaria belleza de sus caras de loto, recién adornadas con azafrán y kuṅkuma fresco, las esposas de los pastores corrieron a casa de madre Yaśodā llevando en las manos sus obsequios. Su belleza natural las había dotado de caderas redondas y de senos abultados, que se movían al compás de su apresurado paso.
SB 10.5.11 En las orejas, las gopīs llevaban pendientes de joyas muy brillantes y pulidas, y en el cuello, medallones de metal. Con ajorcas en las muñecas y vestidos de colores variados, dejaban a su paso una lluvia de flores que se les desprendían del cabello. Así, mientras se dirigían a casa de Nanda Mahārāja, las gopīs, con el movimiento de sus pendientes y de sus senos y collares de flores, se mostraban resplandecientes.
SB 10.5.12 Ofreciendo bendiciones al recién nacido Kṛṣṇa, las esposas e hijas de los pastores decían: «¡Que seas el rey de Vraja y mantengas a sus habitantes por mucho tiempo!», y rociaban al Señor Supremo, el innaciente, con una mezcla de polvo de cúrcuma, aceite y agua, mientras ofrecían oraciones.
SB 10.5.13 Ahora que el ilimitado y omnipresente Señor Kṛṣṇa, el amo de la manifestación cósmica, había llegado a los dominios de Nanda Mahārāja, por todas partes se escuchaban instrumentos musicales celebrando el gran festival.
SB 10.5.14 Muy alegres, los pastores de vacas disfrutaban del gran festival salpicándose los unos a los otros con una mezcla de yogur, leche condensada, mantequilla y agua. Se lanzaban mantequilla y se untaban con ella unos a otros.
SB 10.5.15-16 Para complacer al Señor Viṣṇu, el magnánimo Nanda Mahārāja dio caridad a los pastores de vacas en forma de ropas, adornos y vacas, y de ese modo mejoró en todo sentido la condición de su hijo. También repartió caridad entre los sūtas, los māgadhas y los vandīs, sin olvidar a las demás profesiones allí presentes, conforme a sus respectivas cualidades y educación, y satisfizo los deseos de todos.
SB 10.5.17 También la muy afortunada Rohiṇī, la madre de Baladeva, fue honrada por Nanda Mahārāja y Yaśodā, de modo que se vistió suntuosamente y se adornó con una gargantilla, un collar de flores y otros artículos. Estaba muy atareada, yendo de un lado a otro para recibir a las mujeres invitadas a la fiesta.
SB 10.5.18 ¡Oh, Mahārāja Parīkṣit!, el hogar de Nanda Mahārāja es eternamente la morada de la Suprema Personalidad de Dios y de Sus cualidades trascendentales, de modo que, por naturaleza, está siempre dotado con plenitud de opulencias y riquezas. Aun así, desde el mismo momento del advenimiento del Señor Kṛṣṇa, fue el lugar de los pasatiempos de la diosa de la fortuna.
SB 10.5.19 Śukadeva Gosvāmī siguió diciendo: A continuación, mi querido rey Parīkṣit, ¡oh, el mejor protector de la dinastía Kuru!, Nanda Mahārāja confió la protección de Gokula a los pastores del lugar, y salió hacia Mathurā para pagar al rey Kaṁsa los impuestos anuales.
SB 10.5.20 Al saber que Nanda Mahārāja, su muy querido amigo y hermano, había ido a Mathurā y había pagado ya los impuestos a Kaṁsa, Vasudeva fue a verle a su residencia.
SB 10.5.21 Al saber que Vasudeva había venido a verle, Nanda Mahārāja estaba rebosante de amor y afecto, tan complacido como si su cuerpo hubiese vuelto a la vida. Al ver a Vasudeva, que se presentó de pronto ante él, se levantó y le estrechó entre sus brazos.
SB 10.5.22 ¡Oh, Mahārāja Parīkṣit!, después de que Nanda Mahārāja le recibiese y le ofreciese los honores de la bienvenida, Vasudeva se sentó lleno de paz, y preguntó acerca de sus dos hijos, por los que sentía un intenso amor.
SB 10.5.23 Mi querido hermano Nanda Mahārāja, tú, ya entrado en años, te encontrabas sin hijos y sin esperanzas de tenerlos. Por lo tanto, que hayas tenido un hijo varón es señal de muy buena fortuna.
SB 10.5.24 Y si yo he podido verte, es también por buena fortuna. Para mí, esta oportunidad es como haber nacido de nuevo. Aunque vivamos aquí, en este mundo material es muy difícil encontrarse con amigos íntimos y familiares queridos.
SB 10.5.25 En los ríos, muchos palos y trozos de madera son arrastrados por la fuerza de las olas, sin que puedan permanecer juntos. Del mismo modo, nuestros actos pasados y las olas del tiempo nos impiden permanecer junto a nuestros amigos y familiares, pese a los íntimos lazos que nos unen a ellos.
SB 10.5.26 Mi querido amigo, Nanda Mahārāja, ¿hay buenos bosques para los rebaños de vacas en el lugar en que vives con tus amigos? Espero que no surjan enfermedades ni inconvenientes. Debe de ser un lugar con abundancia de agua, hierba y vegetación.
SB 10.5.27 Mi hijo Baladeva, al que estáis criando tú y tu esposa, Yaśodādevī, os considera a vosotros Sus padres. ¿Viven felices en vuestro hogar, Él y Rohiṇī, Su verdadera madre?
SB 10.5.28 Como se explica en las Escrituras védicas, cuando amigos y familiares están bien situados, la religión, el crecimiento económico y la complacencia de los sentidos son beneficiosos. Pero si, por el contrario, nuestros amigos y familiares sufren, ninguno de esos tres procesos nos trae la menor felicidad.
SB 10.5.29 Nanda Mahārāja dijo: ¡Qué triste es que el rey Kaṁsa haya matado tantos hijos tuyos, nacidos de Devakī, y que tu única hija, la menor de todos, haya entrado en los planetas celestiales!
SB 10.5.30 Ciertamente, todos los hombres estamos sujetos al destino, que determina los resultados de nuestras actividades fruitivas. En otras palabras, el destino invisible nos hace tener un hijo, o una hija, y el mismo destino invisible los aleja de nosotros para siempre. El destino es el controlador supremo de todos. Quien sabe esto, nunca se confunde.
SB 10.5.31 Vasudeva dijo a Nanda Mahārāja: Mi querido hermano, ahora que ya me has visto y que has pagado a Kaṁsa los impuestos de este año, no te quedes aquí muchos días más. Es mejor que regreses a Gokula, pues sé que podría haber problemas allí.
SB 10.5.32 Śukadeva Gosvāmī dijo: Después de recibir este consejo de Vasudeva, Nanda Mahārāja y los pastores que le acompañaban, tras pedir permiso a Vasudeva, uncieron sus bueyes a los carros y partieron hacia Gokula.

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