lunes, 29 de abril de 2019

15 grados bajo cero


15 grados bajo cero, por Haripada dasa
Comparto más historias de Sankirtana, en el año 1986 hicimos el Maratón de Navidad en Navarra, España, éramos 15 devotos y alquilamos para todo el mes de Diciembre un apartamento muy grande, ese invierno fue muy duro, estábamos en la calle distribuyendo el primer canto de El Srimad Bhagavatam, un libro de lujo con más de 1.000 páginas, nevaba y hacía 15 grados bajo cero, alquilamos una furgoneta grande y metimos dentro una estufa de butano, y cuando ya no podíamos aguantar el frío nos íbamos a la furgoneta a calentarnos, yo les decía a la gente, por favor, una pregunta, y la gente me respondía que no está el tiempo para preguntas, era difícil dar los libros, Dios o Krishna distribuía a través de mí cada día de 20 a 25 Bhagavatams, yo creo que la gente nos compraba los libros por compasión, recuerdo que le dimos un Bhagavatam a un Policía local y este hombre llamó por teléfono a la finca Nueva Vrajamandala y les dijo que aquí en Pamplona hay unos jóvenes Hare Krishnas distribuyendo el primer canto de El Srimad Bhagavatam, yo lo he leído y he llegado a la conclusión de que estos jóvenes son héroes, porque  están sacrificando sus vidas para darnos el mensaje más puro y sublime que se le puede dar a la sociedad humana.
Esta historia que voy a contar ahora es increíble, estábamos distribuyendo el primer canto de El Srimad Bhagavatam, un libro de lujo con más de 1.000 páginas en un aparcamiento de coches en el centro de Valencia, España, ahí iban a aparcar políticos, empresarios, profesionales, etc., le di un Bhagavatam a un empresario muy exitoso, en unos minutos hicimos una gran amistad, y a la hora de darme la donación se sacó la cartera y me dijo que no sé qué darte de donación, y yo con toda la tranquilidad del mundo le agarré la cartera y busqué en el billetero el billete más grande, agarré un billete de 10.000 pesetas o 100 dólares, al ver esto al empresario le agarró un ataque de risa, empezó a reírse y no paraba de decir esto no me lo puedo creer, esto no me lo puedo creer, a mí me contagió su risa y yo también empecé a reírme, cuando ya nos reímos bastante el empresario me dio su tarjeta y me dijo que si quieres trabajo ahí tienes tu casa, yo le dije que gracias pero que yo trabajo para el Jefe Supremo, Dios o Krishna, Él es Bondad Pura y el Controlador Supremo, el hombre era muy piadoso y me dijo que eso está muy bien.





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