jueves, 12 de octubre de 2017

La mente, la loca de la casa 1ª Parte

La mente, la loca de la casa 1ª Parte,  por Javier Figuerola o Haripada dasa
En España había una Santa que se llamaba Santa Teresa de Ávila, ella comparaba este cuerpo con una casa en donde vive el alma y a la mente la llamaba la loca de la casa. La función de la mente es aceptar y rechazar, un ejemplo muy práctico de esto está en la vida de Jesucristo, el Domingo de Ramos miles de personas lo aceptaban como su Salvador y pasaron solo 4 días y las mismas personas gritaban que lo crucifiquen. El primer deber en la vida espiritual es controlar la mente y los sentidos, una vez un devoto le preguntó a Srila Prabhupada como yo puedo controlar mi mente y mis sentidos, y Srila Prabhupada respondió que tú por ti mismo no puedes, pero cuando tu ocupas tu mente y tus sentidos al servicio de Dios o Krishna, Él te los controla personalmente. En el significado al maha-mantra Hare Krishna Srila Prabhupada dice que el cultivo de conciencia de Krishna no es una imposición artificial que se le hace a la mente, esta conciencia es la energía original de la entidad viviente, que revive cuando escuchamos la vibración trascendental, y cuando de hecho estamos en el plano del entendimiento espiritual, habiendo superado los niveles de los sentidos, la mente y la inteligencia, nos situamos en el plano trascendental.
La mayoría de las relaciones con las personas están basadas en el plano mental, y la mayoría de las personas tienen su mente más sucia que un basurero, la mente está llena de lujuria, envidia, fanatismos, dudas, prejuicios, ira e ignorancia. La mayoría de las personas están acostumbradas a relacionarse con los demás basados en que le puedo sacar yo a esta persona, y cuando ven que hay una persona que se quiere relacionar con amor y confianza sin querer nada a cambio, a la gente les agarra miedo y se ponen a la defensiva. Prácticamente la gente en esta era es como los animales o más baja que los animales, encontrar una persona que sea feliz y libre es muy difícil. Todo el problema está en el ego falso, el orgullo, nadie va por la vida presentándose como el tonto número uno, todo el mundo piensa que yo soy algo muy especial, yo soy Dios, y puedo hacer lo que quiera y no me va a pasar nada.







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