Sobre la envidia, 2ª parte, por Haripada dasa
Nuestra envidia contra la Suprema Personalidad de Dios y Sus devotos, nos hace envidiosos de las demás entidades vivientes. Cuando dejemos de tener envidia de la Suprema Personalidad de Dios y Sus devotos, en la sociedad humana habrá paz, unidad y fraternidad verdaderas.
Con amor y confianza comparto algunos néctares de los libros de Srila Prabhupada en relación con la envidia, en El Srimad Bhagavatam, 5, 18, 9, en palabra por palabra dice que khalah- los envidiosos (prácticamente todos); y en la traducción dice que la buena fortuna reine en todo el universo, y que todas las personas envidiosas se apacigüen. Que todas las entidades vivientes encuentren la paz mediante la práctica del bhakti-yoga, pues el servicio devocional hará que piensen siempre en el bienestar de los demás. Ocupémonos todos en el servicio de Dios o Krishna, la realidad trascendental suprema, y permanezcamos siempre absortos en pensar en Él. Y en el significado de este verso describe al devoto puro de Dios o Krishna como un árbol de deseos, el devoto de Dios o Krishna puede satisfacer todos los deseos de todo el que se refugie en sus pies de loto. Prahlāda Mahārāja, como buen devoto de Dios o Krishna, no ora por él mismo, sino por todas las entidades vivientes, tanto las que son nobles como las envidiosas y malvadas. Él siempre pensó en el bien de las personas malvadas como su padre, Hiraṇyakaśipu. Prahlāda Mahārāja no pidió nada para él mismo; al contrario, oró al Señor pidiéndole que perdonase a su demoníaco padre. Ésa es la actitud de devoto de Dios o Krishna, que siempre piensa en el bien del universo entero. Y en el mismo significado Srila Prabhupada dice que si el movimiento para la conciencia de Krishna se difunde por todo el mundo, y si, por la gracia de Krishna, todo el mundo lo acepta, la mentalidad de los envidiosos cambiará. Todo el mundo pensará en el bienestar de los demás. En el ámbito de las actividades materiales, todo el mundo siente envidia de los demás, pero en un ámbito consciente de Krishna, nadie siente envidia de nadie; todo el mundo piensa en el bien de los demás.
Comparto el significado de Srila Prabhupada de El Srimad Bhagavatam, 9, 11, 23, ahí dice que en el mundo material, todo el mundo siente envidia de los demás. Hasta en la vida religiosa a veces vemos que, si un devoto ha avanzado en las actividades espirituales, otros devotos le envidian. Esos devotos envidiosos no están completamente liberados del cautiverio del nacimiento y la muerte, y nadie puede entrar en el mundo espiritual, es decir, en los pasatiempos eternos del Señor, mientras no esté completamente libre de las causas del nacimiento y la muerte. La envidia surge bajo la influencia de la falsa identificación con el cuerpo, pero el devoto liberado no tiene nada que ver con el cuerpo, de modo que se halla perfectamente situado en el plano trascendental. El devoto nunca siente envidia de nadie, ni aunque se trate de su enemigo. Sabiendo que el Señor es su protector Supremo, el devoto piensa: «¿Qué daño puede hacerme ese supuesto enemigo?. El devoto, por lo tanto, confía en que será protegido. El Señor dice que en la medida en que se entregan a Mí, Yo les correspondo. El devoto, por lo tanto, debe estar completamente libre de envidia, en especial de la envidia hacia otros devotos. Sentir envidia de otros devotos es una gran ofensa. El devoto que se ocupa constantemente en escuchar y cantar se libera de la enfermedad de la envidia, y de ese modo llega a ser apto para ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios.
Aprovecho para desearos que pasen un Feliz Janmastami 2018 y un Feliz Vyasa Puja de Srila Prabhupada.
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Con amor y confianza comparto algunos néctares de los libros de Srila Prabhupada en relación con la envidia, en El Srimad Bhagavatam, 5, 18, 9, en palabra por palabra dice que khalah- los envidiosos (prácticamente todos); y en la traducción dice que la buena fortuna reine en todo el universo, y que todas las personas envidiosas se apacigüen. Que todas las entidades vivientes encuentren la paz mediante la práctica del bhakti-yoga, pues el servicio devocional hará que piensen siempre en el bienestar de los demás. Ocupémonos todos en el servicio de Dios o Krishna, la realidad trascendental suprema, y permanezcamos siempre absortos en pensar en Él. Y en el significado de este verso describe al devoto puro de Dios o Krishna como un árbol de deseos, el devoto de Dios o Krishna puede satisfacer todos los deseos de todo el que se refugie en sus pies de loto. Prahlāda Mahārāja, como buen devoto de Dios o Krishna, no ora por él mismo, sino por todas las entidades vivientes, tanto las que son nobles como las envidiosas y malvadas. Él siempre pensó en el bien de las personas malvadas como su padre, Hiraṇyakaśipu. Prahlāda Mahārāja no pidió nada para él mismo; al contrario, oró al Señor pidiéndole que perdonase a su demoníaco padre. Ésa es la actitud de devoto de Dios o Krishna, que siempre piensa en el bien del universo entero. Y en el mismo significado Srila Prabhupada dice que si el movimiento para la conciencia de Krishna se difunde por todo el mundo, y si, por la gracia de Krishna, todo el mundo lo acepta, la mentalidad de los envidiosos cambiará. Todo el mundo pensará en el bienestar de los demás. En el ámbito de las actividades materiales, todo el mundo siente envidia de los demás, pero en un ámbito consciente de Krishna, nadie siente envidia de nadie; todo el mundo piensa en el bien de los demás.
Comparto el significado de Srila Prabhupada de El Srimad Bhagavatam, 9, 11, 23, ahí dice que en el mundo material, todo el mundo siente envidia de los demás. Hasta en la vida religiosa a veces vemos que, si un devoto ha avanzado en las actividades espirituales, otros devotos le envidian. Esos devotos envidiosos no están completamente liberados del cautiverio del nacimiento y la muerte, y nadie puede entrar en el mundo espiritual, es decir, en los pasatiempos eternos del Señor, mientras no esté completamente libre de las causas del nacimiento y la muerte. La envidia surge bajo la influencia de la falsa identificación con el cuerpo, pero el devoto liberado no tiene nada que ver con el cuerpo, de modo que se halla perfectamente situado en el plano trascendental. El devoto nunca siente envidia de nadie, ni aunque se trate de su enemigo. Sabiendo que el Señor es su protector Supremo, el devoto piensa: «¿Qué daño puede hacerme ese supuesto enemigo?. El devoto, por lo tanto, confía en que será protegido. El Señor dice que en la medida en que se entregan a Mí, Yo les correspondo. El devoto, por lo tanto, debe estar completamente libre de envidia, en especial de la envidia hacia otros devotos. Sentir envidia de otros devotos es una gran ofensa. El devoto que se ocupa constantemente en escuchar y cantar se libera de la enfermedad de la envidia, y de ese modo llega a ser apto para ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios.
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